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La infancia y el apego (I)

Teniendo en cuenta que un niño o niña es totalmente dependiente de sus cuidadores (ya sean padres, madres, familia extensa, etc…) desde que nacen hasta los tres años aproximadamente, es importante tener en cuenta el tipo de apego que han tenido durante sus primeros años de vida. 

El apego construye la forma en la que una persona se desenvuelve en el mundo bajo la influencia de las personas cuidadoras que haya tenido durante la infancia. La persona reproduce la forma en la que ha sido tratada por sus cuidadores cuando era pequeño/a (apego evitativo, seguro, ansioso y ambivalente o desorganizado).

El apego influye en la construcción del yo y autorregulación. Un bebé siente una necesidad y empieza a llorar. Si un adulto se acerca y le cubre esta necesidad, el bebé se siente satisfecho, feliz y tranquilo; sabe que puede confiar en que sus necesidades van a ser cubiertas por un adulto, el cual se vuelve en su figura de apego. Por el contrario, si en el momento que el bebé llora porque siente una necesidad y no es cubierta a pesar de que insiste, insiste e insiste… el bebé deja de llorar y el apego no llega a construirse. Curioso, ¿verdad? 

¿Cuál es la función del apego?

    • Supervivencia
    • Obtener cuidados y protección
    • Obtener y mantener la proximidad del objeto de apego
    • Autorregulación emocional.

    Para entendernos mejor, vamos a utilizar una metáfora de cuando éramos pequeños. Cuando jugábamos al pilla-pilla siempre elegíamos un lugar donde no nos podían pillar y lo llamábamos “casa” (una pared, un árbol, un columpio…). Cuando corríamos delante de nuestro amigo para no ser pillados y llegábamos a “casa” nos sentíamos libres, tranquilos y con seguridad de que no íbamos a ser pillados.

    De este modo, se orienta la figura de apego como “base segura” para explorar el mundo, circunstancias y experiencias extrafamiliares. La figura de apego hace de “refugio” ante situaciones de peligro y en momentos de alarma.

    ¿Nos imaginamos cómo es el día a día de un niño o niña que no tiene esa “casa”, “base segura” o “refugio”?

    Nos encontramos con infancias que sienten que sus padres, cuidadores, profesores o familiares no son “base segura” y se sienten perdidos ante el mundo y las experiencias sociales y familiares.

    Por eso es tan importante este aspecto para el desarrollo emocional de los niños en sus primeros años de vida. Además, según los estudios es en este periodo cuando se debe construir un apego seguro, pues de lo contrario se pondría en peligro la capacidad psicoemocional de los pequeños.

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